sábado, 11 de abril de 2009

La Decadencia de la amistad

(de Alejandro Dolina )

Muchos pensadores han creido notar que, en estos tiempos, la amistad es mas un tema de conversacion que una actividad concreta. Por cierto, es relativamente facil encontrar personas dispuestas a componer canciones sobre los amigos. En cambio es bastante dificil conseguir que esas mismas personas le presten a uno dinero.
Segun parece, el sentimiento amistoso se halla en decadencia. Todos los dias uno tropieza con canallas que lejos de preocuparse por la escasez de amigos, se jactan de ella.
-Yo, amigos, lo que se dice amigos, tengo muy pocos, o ninguno- nos gritan en la cara . Y se advierte que el sujeto esta esperando que lo feliciten por semejante hazaña.

Manuel Mandeb, el metafisico de la calle Artigas, colecciono algunas de sus obtusas opiniones en un opusculo titulado maliciosamente Los amigos. Como ya es costumbre, transcribimos algunos parrafos.
"... La amistad debe nacer en la juventud o en la infancia. Nuestros amigos son aquellos que aprenden junto a nosotros o, mejor todavia, los que viven aventuras a nuestro lado. Y por lo general, la gente aprende y vive aventuras en la juventud. Despues casi todo el mundo consigue algun empleo en casas de comercio y ya resulta imposible adquirir conocimientos nuevos o pelearse con una patota.

"...A los once o doce años, uno empieza a hartarse de la familia y encuentra que los muchachos de la esquina son mucho mas divertidos que el tio Jorge. Durante mas o menos una decada nadie estara mas cerca de nuestro corazon que esos muchachos. Y si uno quiere aprovisionarse de amigos, debe hacerlo en ese periodo. Despues sera demasiado tarde..."

Segun se aprecia, el criterio de Manuel Mandeb es interesante y tal vez verdadero. Sucede que en cierto momento de la vida uno descubre que esta rodeado de extraños: compañeros de trabajo, clientes, acreedores, vecinos y cuñados. Los amigos de verdad estan lejos, probablemente encerrados en circulos parecidos.

Algunos empecinados insisten en cultivar amistades nuevas. Los matrimonios maduros se visitan mutuamente y desarrollan palidas parodias de la amistad verdadera: se cuentan una y otra vez episodios antiguos, vividos con los amigos viejos, que ya no estan. Cuando uno es joven no cuenta historias a sus amigos: las vive con ellos.

A pesar de estas sabias reflexiones de Mandeb, existio en Flores una agencia destinada a ofrecer amistad a los solitarios.
Fue la celebre Proveeduria de Amigos de Ocasion. Sus fines de lucro eran innegables. Todavia hoy se recuerda su 'slogan' publicitario: "Tenga un amigo desinteresado. Paguelo en cuotas".
Con solo acercarse al mostrador, el cliente ya notaba un clima amistoso y amplio. Los empleados sabian como atacar. -Buenas tardes. No sabes lo que me hizo esta mañana la bruja de mi mujer. Y a los treinta segundos uno se sentia entre amigos. Despues, entre palmadas, guiños, pellizcones y confidencias, los comerciantes iban mostrando el amplio catalogo de la proveeduria.
Tenian amigos silenciosos, dispuestos a escuchar cincuenta veces la historia de una operacion. Amigos complacientes, siempre amables y elogiosos. Amigos efusivos que saludaban con abrazos y se despedian a los gritos. Amigos divertidos, eruditos en cuentos picantes y expertos en bromas pesadas. Tambien se prestaba un servicio un tanto oneroso, especialmente para personas encumbradas. Consistia en el alquiler de una cohorte de adulones que acompañaban al cliente a todas partes, se reian de sus chistes, aplaudian sus ocurrencias y suscribian con entusiasmo cualquiera de sus pensamientos. Precediendo a esta comparsa, solia marchar un corneta, que abria la puerta de los bares y asomando la cabeza gritaba: -Ahi viene el doctor Del Prete...!
Ya en su ultima etapa, la proveeduria empezo a ofrecer viejos amigos.
En un principio la idea consistia en rastrear -a pedido del cliente- el paradero de personas ausentes y lejanas. Pero como advirtieron que la tarea era demasiado complicada, resolvieron que era mas facil inventar antiguas amistades que rescatarlas del pasado.
Se preparo entonces un magnifico grupo de viejos mentirosos que ante la entrada de algun candidato de cierta edad, fingian reconocerlo y le soltaban cuatro o cinco recuerdos para ir tomando confianza.
Esta seccion trabajaba mucho en las cenas anuales que suelen realizar los ex alumnos de los colegios. Su mision consistia en ir reemplazando a los fallecidos y mantener siempre firme la concurrencia. Asi, en cierta reunion de egresados del Colegio Nacional Nicolas Avellaneda, promocion 1921, se dio el curioso caso de que ninguno de los asistentes habia pisado jamas ese establecimiento, lo que no les impidio evocar a profesores, reirse de pasadas travesuras y brindar por encuentros futuros.

Con el tiempo, la actividad de la agencia fue amenguando. Contribuyo a este hecho cierta mala prensa que siempre tiene la amistad entre los espiritus escepticos. En Flores, y en todos los barrios, se contaban leyendas sobre las traiciones de los amigos y sobre las ventajas de la soledad. Todavia en nuestro tiempo hay personas que se complacen en declarar que los perros son mas leales y sinceros que los humanos. Cabe sobre esto una pequeña reflexion.
Tal vez sea cierto que los perros no traicionan. Pero esto no es en realidad una virtud del animal. Ocurre simplemente, que la modica organizacion mental del perro le impide realizar procesos tan complicados como una estafa. Es decir: los perros no pueden traicionarnos, por la misma razon que no se les permite escribir novelas.
Hoy cuando ya no existe la Agencia Amigos de Ocasion, vale la pena preguntarse si no sera necesario inventar algo para reemplazarla.
Sera dificil, desde luego. Nadie podra rescatar a los amigos perdidos. Poco podra hacerse para librarnos de los desconocidos que llenan nuestro tiempo.

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